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LA SEDE DeL
GRAN ORIENTE de bélgica EN Bruselas
La ciudad de Bruselas es
pródiga en testimonios de su rico devenir masónico. Entre tales
tesoros, cabe destacar un conjunto artístico especialmente
interesante. Comprende en la actualidad un hito de la arquitectura
neo-egipcia, la sede del Gran Oriente de Bélgica y también un museo en
que han terminado por materializarse las ideas divulgativas antaño
acariciadas por Pierre-Théodore Verhaegen. Se encuentra entre los
números 73 y 79 de la rue de Laeken y representa la
herencia de una de las más importantes logias bruselenses: Les
Vrais Amis de l'Union et du Progrès Réunis.
Esta logia ostenta el
número 4 en el cuadro del Gran Oriente de Bélgica, del cual fue
cofundadora. Taller directamente heredero de la masonería del siglo
XVIII, se constituyó a partir de la fusión, acaecida en 1854, de la
logia Les Vrais Amis de l'Union, fundada en Bruselas por
miembros de L'Union, en 1782, con una logia hermana más joven
fundada también en Bruselas, en 1838: Les Amis du Progrès.
Les Vrais Amis de l’Union et du Progrès Réunis ha estado
asimismo estrechamente vinculada a otra de las logias belgas de mayor
importancia, Les Amis Philanthropes, y ello hasta el
punto de que los miembros de ambas asistan de modo indistinto a las
tenidas celebradas, ya en uno, ya en otro taller.
Durante la segunda mitad
del siglo XIX la actividad de Les Vrais Amis de l’Union et du
Progrès Réunis se enmarca en el compromiso social de una burguesía
liberal y anticlerical con proyectos, como la extensión del sufragio o
el impulso de nuevos programas educativos.
Partiendo de la consideración de la
Moral como caballo de batalla de la Masonería, este taller promovió
ante la asamblea del Gran Oriente de Bélgica la reglamentación de la
enseñanza laica para sustraer a las mujeres y a los niños de una
enervante educación que les alejaba de la existencia racional. Además,
se ocupó de otras cuestiones, como la inmortalidad del alma; el
trabajo infantil en las minas; la estructura del universo, la
pluralidad de mundos, la ciencia desde el punto de vista de la
filosofía positiva y la colonización del Congo belga, como patentiza
la publicación de La Question du Congo, en Bruselas, en
1885.
Provenientes de toda
Bélgica, entre los miembros de Les Vrais Amis de l’Union et du
Progrès Réunis destacan políticos, como Émile André (1850-1897);
el senador del partido liberal Joseph Van Schoor (1806-1895); el
abogado Jean Raikem (1787-1875); el ministro de Justicia, Jules Bara
(1835-1900); el ministro de Educación, Pierre Van Humbeeck
(1829-1890); el diputado y juez en el Tribunal de Comercio de
Bruselas, Antoine Dansaert (1818-1890); el magistrado Eugène Defacqz
(1797-1871); los burgomaestres de Bruselas, André Napoléon Fontainas
(1807-1863) y Émile de Mot (1835-1909); los burgomaestres de
Schaerbeek, Fernand Blum (1885-1963) y de Anderlecht, Joseph Bracops
(1900-1966); militares, como el ministro de la Guerra, el general
Bruno Renard (1804-1879); médicos, como André Dieudonné Trumper
(1794-1874); arquitectos, como Ernest Allard (1840-1874) y Henri van
Dievoet (1869-1931); escultores, como Charles Samuel (1862-1938);
pintores, como Antoine Cardon (1739-1822) y François Roffiaen
(1820-1898); músicos, como Adrien-François Servais (1807-1866) y el
violinista virtuoso Henri Vieuxtemps, (1820-1881); escritores, como el
creador de Till Eulenspiegel, Charles de Coster (1827-1879); o
historiadores, como Alphonse Guillaume Ghislain Wauters (1817-1898).
El carácter permanente
del lugar de las tenidas de una logia no siempre ha sido una realidad
tan evidente como podría creerse. Antiguamente los masones se reunían
en la sala trasera de cualquier albergue y no ha sido hasta fechas
relativamente recientes cuando las organizaciones masónicas de
diferentes países se han dotado de edificios ad-hoc. De hecho en las
primeras décadas de su existencia, los talleres bruselenses hubieron
de cambiar de local frecuentemente.
Es por ello que, pese a su prosapia
dieciochesca, al carácter ilustre de sus miembros y a la relevancia de
sus trabajos,
Les Vrais Amis de l’Union et du Progrès Réunis
se vieran obligados a abatir columnas en numerosas ocasiones
a lo largo del s. XIX.
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El desaparecido templo masónico de
estilo asirio en la rue des Ursulines
en Bruselas (1890-1900) |
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A finales de aquella centuria, y según
los datos que ofrece Paul Rosen en L'ennemie sociale, la logia
de Les Vrais Amis de l’Union et du
Progrès Réunis estaba radicada en Bruselas, en el domicilio
de Vasimiras de Niolun, en el número 20 de la rue du Marché
aux Poulets.
Poco después, y
siguiendo el ejemplo de Les Amis Philanthropes,
que a finales de la década de 1870 habían comprado una vivienda
situada en la rue du Persil para transformarla en templo,
Les Vrais Amis de l'Union et du Progrès Réunis adquirieron un gran
edificio en la rue des Ursulines.
La decoración del nuevo
templo fue dirigida entre 1898 y 1900 por uno de los más extravagantes
arquitectos del momento: el belga de origen francés, Alban Chambon (Varzy,
1847 - Bruselas, 1928), el cual ya se había encargado años atrás de la
puesta en escena del citado local de Les Amis Philanthropes. En
este caso, Chambon se decantó por un estilo asirio de ribetes
arcaizantes y sugestiva teatralidad.
Lado Este (Oriente) del antiguo templo masónico de estilo
asirio en la rue des Ursulines
en Bruselas (1890-1900) |
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Se encargaron doce
paneles alegóricos al pintor y litógrafo Jean-Léon Gouweloos
(Bruselas, 1865 – 1943), que también coloboró con Chambon en el
Kursaal de Ostende. Alumno de Jean-François Portaels en la Academia
Real de Bellas Artes de Bruselas, Gouweloos fue miembro de grupos
artísticos como “Voorwaarts” y “Le Sillon” y acudió con regularidad a
los salones de Bruselas, Namur, Paris, Düsseldorf, Berlin y Munich.
Amén de algunas viejas
fotografías en sepia, estos paneles decorativos de Gouweloos son lo
único que hoy en día se conserva de aquel templo espectacular de la
rue des Ursulines. En efecto, y pese a su pretensión de haber
encontrado un lugar estable y definitivo para sus reuniones,
las cosas no habían de ser tan sencillas para Les Vrais Amis de
l'Union et du Progrès Réunis, que vieron cómo el edificio de la
rue des Ursulines era expropiado debido al comienzo de los
trabajos urbanísticos de la Unión Norte-Sur.
Fue entonces cuando
Les Vrais Amis de l'Union et du Progrès Réunis decidieron adquirir
una residencia burguesa, sita en el n.º 79 de la rue de
Laeken, y que, en su parte trasera, contaba con una generosa
parcela de terreno. El 20 de abril de 1909 se solicitó de la Villa de
Bruselas la autorización de levantar allí un nuevo centro de reuniones.
Los planes fueron confiados a una joven y a la sazón emergente promesa
de la arquitectura: el masón Paul Bonduelle, cuyo currículo ya incluía
obras enjundiosas, como la del nuevo Ayuntamiento de Laeken.
Permítasenos repasar,
siquiera brevemente, esta figura de la arquitectura belga. Más
conocido bajo el nombre de Paul, Alphonse-Léopold-Jules Bonduelle,
había nacido en Tournai el 15 de julio de 1877, hijo de Alphonse-Léopold-Jean-Baptiste
y de Juliette-Louise Debock. Tras cursar la carrera de arquitectura en
la Escuela de Bellas Artes de Bruselas, prosiguió sus estudios en la
Academia de Bellas Artes de Lille, en la Escuela Grasset y en la
Escuela de Bellas Artes de París.
Realizó prácticas con
Albert Dumont y Ernest Acker y en 1900 obtuvo el Premio Godecharle, el
cual llevaba aparejada una sustanciosa beca que le permitió viajar por
Francia e Italia. Apenas había cumplido treinta años cuando ganó el
concurso abierto para la construcción del Ayuntamiento en Laeken
(1907), obra que le catapultó a la fama y le franqueó las puertas de
la Sociedad Central de Arquitectura de Bélgica. Precisamente fue en
esta época, como acabamos de apuntar, cuando se le eligió para
levantar el nuevo templo de Les Vrais Amis de l'Union et du Progrès
Réunis.
Frente al estilo
defendido por Victor Horta, y posteriormente frente al triunfo del
funcionalismo y de la vanguardia, Bonduelle permanecería siempre fiel
a la tradición del clasicismo francés, como referente de una
arquitectura armoniosamente razonada, más disciplinada que intuitiva,
construida según las reglas dictadas en el siglo XVIII por figuras
como François Blondel. Velando, asimismo, por el honor y la dignidad
de la profesión arquitectónica, Bonduelle trató de abrir sus puertas,
tanto a jóvenes valores como al gran público, a través de concursos,
exposiciones, la docencia y un sinfín de artículos que publicó en la
revista L'Émulation. Fue fundador de CIMA (Centro de
Información General en Materia Arquitectónica) en 1932 y
vicepresidente de Bureau Securitas, sociedad cooperativa de
seguros para arquitectos, en 1934. También accedió en dos ocasiones,
en 1919 y 1930, a la presidencia de la Sociedad Central de
Arquitectura de Bélgica, institución que lo nombró miembro de honor
poco antes de su fallecimiento, en 1955. Amén del Templo Masónico de
la rue de Laeken al que nos estamos refiriendo, debemos
mencionar, entre sus obras más relevantes, el edificio “Le Soir”
(1924), en la place de Louvain; el hospital francés “Reine
Elisabeth” (1931), en Berchem-Sainte-Agathe; los pabellones “Byrrh” y
“Engema” de la sección belga de la Exposición Universal de Bruselas
(1935); y el Monumento en recuerdo de la Reina Astrid (1939), en
Laeken.
Respetando la mansión
señorial adquirida por Les Vrais Amis de l'Union et du
Progrès Réunis, Paul Bonduelle construyó, en su solar
trasero, un edificio anexo, comunicado con el principal, para albergar
el nuevo centro de reuniones. De ahí
que la fachada preexistente, similar en su traza clasicista a la de
otras residencias de la rue de Laeken, impida presagiar
la sorpresa que embarga al visitante cuando llega a los templos de
estilo neo-egipcio que ocupan la parte trasera del conjunto y
que carecen prácticamente de equivalente en toda Europa.
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Planos y alzados del
edifico y templos masónicos en la rue de Laeken de Bruselas según
trazados del arquitecto masón Paul Bonduelle en 1909-1910 |
Como es sabido, la
construcción de un templo masónico responde a un proyecto simbólico
codificado que toma como referencia mítica el templo de Salomón de
Jerusalén y se elabora a partir de un complejo ritual heredero de
diversas corrientes culturales y espirituales. En lo concerniente a
este caso, la influencia del antiguo Egipto, cuna mítica de la
civilización occidental y referente de la Masonería desde el siglo
XVIII, ya había hecho fortuna décadas atrás en algunas logias
francesas. En 1824, Félix Roubaut había decorado el interior del
templo de Douai con pinturas inspiradas en los grabados de Vivant
Denon. Asimismo, las descripciones de Tebas y Memfis habían servido al
arquitecto Jean-Baptiste Bernard como referencia para la construcción,
en 1840, de un templo en Valenciennes en la rue de
Cannoniers. No obstante, sería a finales del siglo XIX y comienzos
del siglo XX cuando este estilo tan típico de la arquitectura masónica
alcanzaría su apogeo en Bélgica, con espectaculares ejemplos, como los
de Anvers, Lieja, Mons, Namur y, por supuesto, Bruselas.
Bonduelle habilitó dos
templos en la planta baja: el “templo mediano” y el “templo escocés”.
El atrio de ambos fue concebido como una majestuosa sala de columnas
abierta a la caja de la escalera. Decorada con soberbias vidrieras
Art Nouveau, esta escalera comunica con el primer piso, donde se
halla el Gran Templo.
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Templo mediano de la rue de Laeken (Bruselas) |
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Templo escocés de la rue de Laeken (Bruselas) |
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La ornamentación
polícroma de estas salas, concebida hasta el mínimo detalle como una
obra de arte total, es pródiga en estucos, zócalos de madera y mármol.
Tanto el aficionado al esoterismo como el amante de las artes
aplicadas quedan maravillados ante la grandiosa moldura en la cornisa,
sus frisos emplumados, águilas bicéfalas y útiles masónicos.
Detalle del Gran templo de la rue de
Laeken en Bruselas |
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A modo de capiteles en
las pilastras, velan las cabezas de Hathor, diosa egipcia del amor,
tocadas con el nemes, esa pieza de tela, azul lapislázuli y oro
que utilizaban los faraones en sustitución de las pesadas coronas.
Completa el
programa iconográfico las representaciones de la diosa cobra Uadyet,
“Señora del Cielo”, representante del Bajo Egipto y emblema protector
de los faraones.
Mientras que el pequeño
“templo escocés”, decorado con el simbolismo de los altos grados
masónicos y una bóveda estrellada, seduce por su carácter íntimo, los
dos templos mayores impresionan por la amplitud de sus proporciones.
El Gran Templo, sin duda
la parte más importante del edificio, ocupa todo el piso superior.
Bajo un techo en que estilizadamente se representa el firmamento
—inspirado en una bóveda esculpida del templo de Denderah—, un friso
realza el arquitrabe sustentado por columnas papiriformes. En esta sala, dotada de una altura excepcional,
Bonduelle previó asimismo el espacio necesario, tras la columnata de
la izquierda y la columnata de la derecha, para colgar la serie de
grandes cuadros alegóricos que Jean-Léon Gouweloos había realizado en
1900-1901 para el edificio de la rue des Ursulines.
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Detalle de la
bóveda del Gran Templo de la rue de
Laeken inspirada en el calendario egipcio del templo de Denderah |
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La obra de Bonduelle fue
inaugurada a finales de 1910. Como reza una placa conmemorativa
grabada en mármol, la primera piedra fue colocada el 3 de abril de
1909. Las obras terminaron en 1910. El 17 de octubre de ese año fue
solemnemente consagrado, siguiendo el Rito Moderno y el Rito Escocés
Antiguo y Aceptado, bajo los auspicios del Gran Oriente y del Supremo
Consejo de Bélgica.
Desde entonces el
edificio de la rue de Laeken, n.º 79, ha sido
transformado y restaurado en varias ocasiones.
Uno de los cambios más
significativos se produjo en la segunda mitad de los años cincuenta,
cuando algunas logias bruselenses, entre las que se encontraba Les
Amis Philanthropes, sugirieron mudarse a la rue de
Laeken y reagrupar todos los talleres en un mismo centro. Se
adquirieron entonces algunos inmuebles colindantes que se encontraban
entre el edificio del n.º 79 y una pequeña calle perpendicular, la
rue Vanderelst. La operación permitió acondicionar unas
oficinas administrativas suplementarias, al tiempo que ofreció un
nuevo espacio cuyo principal resultado fue la construcción del “Temple
Bleu”, una estructura en hormigón coronada por una decorativa bóveda
celeste.
La apertura del Museo
Belga de la Franc-Masonería en 1984 supuso una nueva etapa para el
edificio de la rue de Laeken, n.º 79. No es de extrañar
que, debido a los acosos sufridos a lo largo de su azarosa historia,
la Masonería hubiera hasta entonces vacilado en descubrirse al mundo
profano. Sin embargo, y por justificados que resultaran, tales recelos
no habían hecho sino alimentar aquella leyenda según la cual las
logias son antros de complots mefistofélicos, en vez de lugares en
donde compartir filosóficamente la búsqueda de un mundo mejor. De ahí
la importancia de este Museo, como ya lo advirtiera Pierre-Théodore
Verhaegen cuando, en 1833, fundó su remoto precedente: el Museo de la
Logia Les Amis Philanthropes de Bruselas.
Auspiciado por el Gran
Oriente de Bélgica, el Museo Belga de la Franc-Masonería reúne en un
solo lugar todas las sensibilidades de la familia masónica, tanto
regulares como adogmáticas. Su principal objetivo es desmitificar la
Masonería, hacerla más comprensible mediante su presentación al
público. Se pretende, asimismo, rendir cuentas a la sociedad civil del
trabajo de los masones en el progreso y perfeccionamiento del hombre a
través de la liberación de las conciencias, la tolerancia y la
fraternidad. Como una invitación a la reflexión y al diálogo a partir
de este ideario, el Museo conserva y expone toda una serie de
documentos y objetos—libros, joyas, objetos decorativos—testimonio de
su rico pasado. El visitante puede así admirar curiosidades, como una
versión bilingüe francés-neerlandés de las Constituciones de Anderson
que data de 1761, o el tapiz de logia que perteneció a La Parfaite
Union, la primera logia belga, fundada en Mons, en 1721. El Museo
también organiza interesantes exposiciones temporales, entre las que
cabe recordar aquellas en que se expusieron los fondos de la Colección
del Gran Oriente de Francia o las joyas Rosa-Cruz de Daniel Guéguen; y
ello amenizado con sugerente música, como la obra de Haydn en torno a
las Últimas Palabras de Cristo en la Cruz o las piezas que Eric Satie
compuso para los Salones de la Rosa-Cruz, de Sar Péladan.
Hasta fechas recientes
el Museo ha organizado sus exposiciones en la parte delantera del
edificio de la rue de Laeken, 79, un espacio agradable,
pero de una superficie bastante limitada. Por esta razón, y
continuando la política adquisitiva de edificios adyacentes, se ha
comprado el Hôtel Dewez, maravilla neoclásica del siglo XVIII, situado
en la esquina de la rue Vanderelst con los números 73 y
75 de la rue de Laeken. Dicho palacete toma su nombre de
su primer propietario, Laurent-Benoît Dewez (1731-1804), arquitecto en
jefe de la corte del Gobernador Carlos de Lorena durante el dominio
austríaco. A lo largo de su historia, el edificio conoció diversas
vicisitudes en detrimento de su estado y aspecto general. No obstante,
y tras una exhaustiva restauración, el edificio ha recobrado su lustre
original, para asumir una triple función: la de albergar las sedes del
Museo Belga de la Franc-Masonería, del Gran Oriente de Bélgica y del
Centro de Documentación Masónica de Bruselas. De este modo, el
edificio de la rue de Laeken, n.º 79, queda finalmente
para su uso por una veintena de logia bruselenses y por el Colegio
Soberano, que rige los grados superiores de la Masonería.
Dr. Pelayo Jardón Pardo
de Santayana
Prof.-Tutor de la UNED
BIBLIOGRAFÍA:
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Bruxelles revisitée, Renaissance du Livre, 2002.
Humbert, J.-M., y
Price, C.A., Imhotep
today:
Egyptianizing Architecture,
London, University College, 2003.
Ministère de la Région de Bruxelles-Capitale Direction des Monuments
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Stevens Curl, J.,
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Les Trésors du Temple. Le Musée belge de la Franc-maçonnerie,
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Franc-maçonnerie, 2006.
ENLACES DE
INTERÉS:
http://www.gob.be/
http://fr.wikipedia.org/wiki/Les_Vrais_Amis_de_l%27union_et_du_progr%C3%A8s_r%C3%A9unis
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